Saturday, July 25, 2009

Spirit of Boz o una obra de arte con mil facetas

“Hasta el día de hoy, Boz continúa siendo un misterio”, así comienza el “Libro de Boz”. Cuando el lector llega al final,  después  de 700 páginas, el misterio continúa. Han surgido muchas preguntas. Algunas de ellas fueron respondidas; la mayoría han conducido a nuevas preguntas. No es común encontrar un proyecto tan ambicioso que  esconde semejante misterio.

Una acumulación de géneros y estilos, el Libro de Boz consiste en la búsqueda de la verdad, una revelación que nunca podrá ser alcanzada. El lector se transporta en un viaje único entre una mezcla estilos; novela iniciadora (en sentido de Dante o Cervantes), suspenso e incluso ciencia ficción, donde el cuestionamiento filosófico y teológico se entreteje con el ensayo psicoanalítico, que multiplica “mises en abyme” y disgresiones, y salta de una fábula a una alegoría, o de un cuento clásico al fragmento de un diario intimo.
Es también y tal vez antes que nada, una reflexión sobre el acto de creación y el punto de partida hacia  una actividad creativa, abarcando todo desde el video a las historietas, la pintura, la escultura, la fotografía, instalaciones y performances.

Las numerosas y abarcativas obras  nunca develan el misterio, lejos de ello. Le dan peso y valor al enigma, otorgándole a Boz una amplitud  incomparable, desde el hombre de letras hasta el hombre promedio, desde los aficionados al arte contemporáneo hasta los lectores de historietas y fans de la música electrónica.

El mundo visual de Julien Friedler no es de ninguna manera monótono o uniforme. El artista ama tanto la diversidad como la innovación. En este sentido, su obra  es tan vasta, rica y variada,  que resulta imposible describirla. Sólo citaré “Les Innocents” (“Los Inocentes”), la emblemática obra que ilustra el enfoque de Friedler .  

Es difícil no movilizarse ante la impresionante instalación, que actualmente ocupa el  espacio principal del estudio del artista. Su tamaño impacta a primera vista, pero su puesta en escena llega directo a los corazones, ya que se trata de una réplica en miniatura de un campo de concentración, poblado de animales disecados y muñecas. Sus miradas en blanco, imploran, mientras que los esqueletos enredados en alambres de púa causan horror. El artista no dejó nada al azar, finalizando con el último aliento cada detalle, como las inscripciones metafísicas que cubren los bancos o atrapadas en los alambres de púa.

Estos aforismos, como también la presencia, en el centro de la instalación de Jack Balance,  uno de los héroes del libro de Boz, conectan a la obra con lo literario. Ilustrando los impulsos del artista,  la obra recorre un camino sinuoso. Se convirtió en el decorado de una escena que combina las palabras de Primo Levi,  con la  música de Messiaen y tuvo lugar en el prestigioso Festival de Flanders (2005). La obra  fue recientemente digitalizada en una reconstrucción  en 3 dimensiones grabada en DVD.

Jack Balance es esencialmente el hilo conductor a lo largo de la obra entera. Este personaje se manifiesta en constante rebelión con su creador, escapando del libro para emprender aventuras dentro de instalaciones y  “performances”, esculturas  y pinturas e incluso en historietas de arte o en Internet. Julien  Friedler lo ve como a un payaso, pero es más que eso, un personaje con espíritu muy “rock and roll”, irreverente, hosco, un “bon vivant”, del señor Balance al Doctor Friedler.

Mientras se lo descubre a lo largo de la obra,  no es su anfitrión, no más que sus dos colegas  “Me, The Mirror Man” y “The Scribe”, quien es por momentos, a pesar suyo,  el narrador del Libro de Boz. Alternando héroes y testigos, de pronto inciertos y por lo tanto, enigmáticos y arquetipos, permiten que el lector-espectador, se identifique con ellos como al mismo tiempo les deja una peculiar extrañeza, que se expresa en la siguiente  y recurrente línea en el mundo de Boz: “Je est un autre” (Yo es un otro).

Una nueva pieza del rompecabezas: el sitio web: www.spiritofboz.org. ¿Podría ser la clave, la llave para develar el misterio? Sin equívocos. Diseñado como un hipertexto, y de este modo, como una especie de laberinto, invita a su visitante a entrar en este mundo y emprender un viaje,  transformarse en  explorador, mas que en espectador, con un mínimo de reglas o claves en el inicio. Deja al  lector  explorar y perderse, en una curva o en una esquina olvidada  para descubrir un tesoro inimaginable, un icono, un texto, una idea, una pregunta.

Desmaterializando el texto del Boz, el sitio  permite dar un salto hacia este nuevo milenio , otorgando tanto presencia multimedia  como interacción. El texto en sí mismo, se mezcla con sus imágenes afines y se encuentra al alcance en producciones audiovisuales específicas, particularmente, en forma de “podcasts” en los que Julien Friedler lee y comenta su libro.

La interacción es un aspecto esencial. El viajero no sólo puede  agregar sus comentarios en el lugar del sitio que  prefiera,  sino también seleccionar su propio camino, puede en algún sentido, apropiarse del Boz.

Julien Friedler planifica extender esta interacción con dos proyectos a gran escala: La Cooperativa del Boz y Alrededor del Boz en 80 años.

La Cooperativa del Boz es concebida como una obra de arte que adopta la forma de una verdadera compañía comercial  con fines de lucro. Sus  acciones tomarán la forma de litografías coleccionables. Sus productos  se basarán en el Boz: carteras, artículos de moda, joyas, remeras, historietas, etc.

Alrededor del Boz en 80 años, es además, un inmenso proyecto, un trabajo colectivo  abierto a todos, que se basará en un cuestionario con seis preguntas fundamentales. Este cuestionario podrá ser respondido por quienes lo deseen, de Norte a Sur, desde América hasta Australia de Peru a Siberia, por obreros de fábrica  hasta ejecutivos. De este modo, ofrecerá una colección de instantáneas del  “alma del mundo”.

Estas instantáneas serán capturadas para la posteridad, instaladas dentro de columnas, que crecerán un verdadero “Boque de Almas”.

A lo largo de este proceso, Friedler se propone brindar a los seres humanos, un rol clave para tomar en sus futuros proyectos independientemente de sus estatus social. Denomina a este enfoque  “Be Art” (“ser arte”). “Be” como  “to be” (ser), por supuesto, pero además como en un plan “B”, para preservar lo que más importa para él: “arte como enlace social”,  capaz de conectar al artista y a aquellos que estén abiertos a su obra dentro de una comunidad.  

Es con cierta fascinación, que observamos la obra del artista, con todas sus paradojas. Trata de llegar a una audiencia lo mas amplia posible y revelarse a sí mismo mientras preserva su jardín secreto. Entonces, con genuina audacia y virtuosismo, trabaja en el debate entre los actos solitarios de escribir y pintar en una  personal e íntima búsqueda de la verdad y libertad y su confrontación con el exterior, con “art connoisseurs”  e intelectuales, así como el público en general.  

Como un mago transforma, inocentes animales disecados en testigos de su tormento intimo, convierte las venerables “Damas de Avignon” de Picasso, en irreverentes criaturas carnívoras, puebla sus lienzos con  chamanes y coloridas o miradas veladas y ahora se propone transformar simples hojas de papel en un bosque eterno.

Boz es mucho más que todo el trabajo artístico que lo compone y lo reúne. El espíritu del artista se ha liberado y  fluye  a través de su lapicera y su pincel. Boz es como un  “golem”. Friedler lo fabricó a partir de palabras e ideas, imágenes y sonidos, colores y objetos, lo llenó de dudas y preguntas, sus miedos y cóleras, su sed de conocimientos y libertad, y además de todo, su humor y amor. Ahora la criatura es libre, libre para viajar alrededor del mundo, libre para salir y tocar los corazones de los individuos, mientras que su creador  se escurre y esconde detrás de ella.

Sin embargo esta criatura lleva la marca de su creador, esta obra con miles de facetas, retiene la marca de un hombre con miles de misterios, el autor de  “divertida  tristeza “, el utópico ansioso, el creador de almas, que es Julien Friedler. 

Frederic Giet

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